Eliminación del veterinario obligatorio y exigencia de un plan sanitario dividen al sector a partir del 1 de junio.
A partir de este sábado, 1 de junio, entra en vigor el Real Decreto 1307/2024, una normativa impulsada por el Ministerio de Agricultura que modifica de forma sustancial el papel del veterinario en las explotaciones ganaderas. Su medida más destacada, y también la más controvertida, es la conversión en voluntaria de la figura del veterinario de explotación, hasta ahora obligatoria en la mayoría de las granjas españolas.
El Gobierno defiende que la reforma busca “reducir cargas burocráticas” y ofrecer mayor flexibilidad a los pequeños ganaderos. Sin embargo, organizaciones agrarias y entidades defensoras del bienestar animal han expresado críticas por motivos muy distintos.
Veterinario voluntario… pero plan sanitario obligatorio
Uno de los principales focos de debate es la aparente contradicción normativa: aunque ya no será obligatorio contar con un veterinario de explotación asignado, sí será obligatorio disponer de un Plan Sanitario Integral (PSI) en todas las explotaciones ganaderas comerciales. Este plan debe ser elaborado, sin excepción, por un veterinario colegiado.
“Es una obligatoriedad encubierta”, denuncian desde COAG, que considera que el Gobierno “dice eliminar una exigencia, pero la sustituye por otra que implica prácticamente lo mismo”. Desde ASAJA comparten la preocupación y advierten de los costes añadidos que esto puede suponer para ganaderos independientes o no integrados en estructuras como las Agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera (ADSG).
El bienestar animal, en entredicho
Por su parte, organizaciones como Igualdad Animal critican que la figura del veterinario pase a ser optativa. “Esto debilita la vigilancia de las condiciones sanitarias en las granjas”, señalan en un comunicado. También alertan sobre los riesgos para el bienestar animal y la seguridad alimentaria, especialmente en un contexto europeo de lucha contra la resistencia antimicrobiana.
“España no puede permitirse retroceder en sanidad animal. El veterinario de explotación es la única figura que garantiza una supervisión continuada”, añaden desde la ONG.
Posibles diferencias entre comunidades
La norma deja un margen de interpretación a las comunidades autónomas, que podrán establecer requisitos adicionales según su criterio. Algunas regiones, como Cataluña y Castilla y León, ya han anunciado que mantendrán ciertos niveles de exigencia para evitar una “desprotección sanitaria”.
Expertos jurídicos señalan que esto podría derivar en una fragmentación normativa que genere inseguridad entre los ganaderos.
El Ministerio: “No se debilita el control, se adapta”
Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación aseguran que el decreto no supone una relajación del control sanitario. “Las visitas zoosanitarias siguen siendo obligatorias. El nuevo modelo permite adaptar la relación veterinaria a la realidad de cada explotación, sin renunciar a la vigilancia profesional”, indican fuentes del departamento.
Un modelo en disputa
A escasas horas de su entrada en vigor, el Real Decreto 1307/2024 divide claramente al sector. Mientras algunos ganaderos celebran el fin de lo que consideran una exigencia poco práctica, otros temen que la medida suponga más trámites y menos garantías. En paralelo, el movimiento animalista vigila con preocupación lo que consideran un paso atrás en la supervisión de las condiciones de vida de los animales de granja.
Habrá que esperar a los próximos meses para evaluar el impacto real de esta reforma. Lo que está claro es que el debate sobre la función del veterinario en el campo español sigue más vivo que nunca.
Noticia redactada el equipo de GuiAgropecuaria
El Real Decreto 1307/2024 representa un intento del Gobierno por equilibrar la simplificación administrativa con las necesidades de salud pública y bienestar animal. Sin embargo, su implementación está generando más preguntas que certezas en el sector ganadero. Mientras algunos celebran la eliminación de burocracia, otros temen que la nueva norma debilite la supervisión veterinaria en las granjas, con consecuencias a medio y largo plazo.
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